No sé ustedes, pero una de las cosas que quise ser de chiquito fue espía.
Era divertidísimo imaginar que uno descubriría un complot internacional (o "compló", para algunos) y se vería obligado a salvar el mundo empleando una pistola, un Aston Martin DB5, una pluma-bomba, un zapatófono y quién sabe qué otros "gadgets" más.
Tan entusiasmado estaba una servilleta por convertirse en espía que ocurriósele pedir a los Reyes Magos algunos de los juguetes de "Spy-Tech" (no sé si se acuerden de ellos, pero se los pasaban anunciando en la "tele" y nunca los ví en las tiendas). Confié en la omnipotencia, u omni-capacidad-adquisitiva de los Santos Reyes y me ví frustrado: recibí ropa, un lego (después hablaré de ellos) y una carta de puño y letra de uno de los tres donde afirmaba que tampoco los encontraron.
En fin. Mi afición por los juegos de espías se vio volcado en sendas exploraciones de los andadores de Ciudad Satélite con mis primos (una terminó con Mauricio atascado en un charco de lodo) y a hablar por un set de walkie-talkies con mi hermano. Mi imaginación llegaba a lugares remotos como Rusia, China, Inglaterra y la alcantarilla de las Tortugas Ninja... todo ello en el "cuarto de la tele" (o "de las bóvedas") y la prohibidísima azotea de casa de mis abuelos.
No sé si alguien más alguna vez quiso ser espía. Insisto, yo sí. Ahora esos afanes han cambiado. Lo cierto es que ahora quiero ver dos películas de espías que estarán este año en cartelera: Get Smart (el famoso Agente 86... con la guapísima Anne Hathaway como 99), y Quantum of Solace (James Bond 22).
1 comentario:
Chale... ¿A tí también te engañaron? JAJAJAJA.
Yo nunca quise ser espía, yo iba contra los espía como bountyhunter...mmm muy curioso.
Pues a ver si vamos a la de James Bond, la otra... lo pensaré.
Un besotototote. MUA.
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