Al leer el par de libros con nombres como Corazón de Tinta y Sangre de Tinta, no pude sino recordar esa sensación de cualquier biblófilo de que las letras cobran vida a través de las páginas. Al menos es lo que pretende la alemana Cornelia Funke al invitarnos al Mundo de Tinta con su trilogía.
En parte esta obra, con la premisa de que la lectura "trae a la vida a los personajes de los libros" cumple con la promesa, pues hay algunos de los personajes cobran vida propia -más allá de la descripción de la autora,- y consiguen volverse creíbles.
Las innumerables referencias en el texto a otras obras, conocidas u oscuras, consiguen instigar al lector (oséase yo) a buscar aquellos recuerdos de haber pasado por esas líneas, o garabatear nombres y autores en una hoja de papel con la esperanza de no olvidarla en la siguiente visita a la librería.
La premisa invita a pensar que las letras escritas poseen más vida que el papel y la tinta, y que los personajes pueden cobrar vida propia y adueñarse de su propia historia (fenómeno que muchos escritores reconocidos admitirán). Incluso el autor dentro de la obra, de nombre "Fenoglio" se frustra al saber que su historia se escapa de sus manos.
Lo cierto es que, mientras algunos personajes se vuelven cautivadores o enigmáticos, otros no consiguen salir del estereotipo. Igualmente, mientras que la lectura es sencilla y amena, los "latidos" de la trama son bradicárdicos y hace falta energía y emoción en muchas de las escenas. La histora está plagada de pequeños climax interconectados por momentos de desarrollo más lento.
Sin embargo la magia existe. A pesar de los desperfectos de la narración (que ciertamente pueden atribuirse a la diferencia en el ritmo del idioma alemán al español), la historia invita a conocer el final, que se desenvuelve poco a poco y que cambia junto con el mundo y los personajes.
Me falta leer la tercera entrega, Muerte de Tinta, para dar un veredicto final. Pero, por lo pronto, me atrevo a recomendarlo, sabiendo que muchos de nosotros hemos soñado con traer a la vida a nuestros personajes favoritos de la literatura; hemos querido empuñar una espada en contra de las criaturas de la obscuridad; y hemos querido pasear por regiones inhóspitas e increíbles que han surgido de la mente de alguna persona con un poco de papel y tinta.
Veredicto: La magia late y fluye, aunque algo lento, con la tinta de Funke.
En parte esta obra, con la premisa de que la lectura "trae a la vida a los personajes de los libros" cumple con la promesa, pues hay algunos de los personajes cobran vida propia -más allá de la descripción de la autora,- y consiguen volverse creíbles.
Las innumerables referencias en el texto a otras obras, conocidas u oscuras, consiguen instigar al lector (oséase yo) a buscar aquellos recuerdos de haber pasado por esas líneas, o garabatear nombres y autores en una hoja de papel con la esperanza de no olvidarla en la siguiente visita a la librería.
La premisa invita a pensar que las letras escritas poseen más vida que el papel y la tinta, y que los personajes pueden cobrar vida propia y adueñarse de su propia historia (fenómeno que muchos escritores reconocidos admitirán). Incluso el autor dentro de la obra, de nombre "Fenoglio" se frustra al saber que su historia se escapa de sus manos.
Lo cierto es que, mientras algunos personajes se vuelven cautivadores o enigmáticos, otros no consiguen salir del estereotipo. Igualmente, mientras que la lectura es sencilla y amena, los "latidos" de la trama son bradicárdicos y hace falta energía y emoción en muchas de las escenas. La histora está plagada de pequeños climax interconectados por momentos de desarrollo más lento.
Sin embargo la magia existe. A pesar de los desperfectos de la narración (que ciertamente pueden atribuirse a la diferencia en el ritmo del idioma alemán al español), la historia invita a conocer el final, que se desenvuelve poco a poco y que cambia junto con el mundo y los personajes.
Me falta leer la tercera entrega, Muerte de Tinta, para dar un veredicto final. Pero, por lo pronto, me atrevo a recomendarlo, sabiendo que muchos de nosotros hemos soñado con traer a la vida a nuestros personajes favoritos de la literatura; hemos querido empuñar una espada en contra de las criaturas de la obscuridad; y hemos querido pasear por regiones inhóspitas e increíbles que han surgido de la mente de alguna persona con un poco de papel y tinta.
Veredicto: La magia late y fluye, aunque algo lento, con la tinta de Funke.
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