miércoles, 23 de septiembre de 2009

De cubetas y petates

Hace ya mucho tiempo vi The Bucket List, y tristemente sigue en mi wish list (sepan que colecciono películas, mayormente en formato DVD, pero creo que tengo que mudar ya a Blue-ray).

En fin, me encanta esa película porque, además del mensaje de carpe diem que grita prácticamente todo el guión, se trata de uno de esos filmes donde uno observa dos grandes actores haciendo un papel con sencillez y sin esfuerzo. Y al hacerlo, consiguen que la "audiencia" llore y ría con ellos.

Y cuando la ví, el filme me motivó a hacer mi propia Bucket list (y'know? a list of things you wanna do before you kick the bucket) o la traducción más acertada -y en slang mexicano- sería lista de petate (¿sabes? una lista de cosas que quieres hacer antes de petatearte).

Y sobre mi Bucket list, francamente no pienso revelar mucho -¡ja! es privada-, pero poco a poco revelaré algunos de los logros ya "palomeados". Pero hoy menciono uno porque, además PCN me hizo recordar este suceso en particular.

En Febrero de 2005 subí el volcán Iztaccíhuatl hasta la cima. Fue una travesía de casi 9 horas de ascenso y alrededor de 4 de descenso. Inicié el trayecto -con amigos del Clan- alrededor de las 4.00 a.m. y no tengo idea a qué hora terminé de subir. Evidentemente, mi ascenso fue por el camino "turístico", iniciando en la Joya, a través de "las rodillas" o "el Iglú", "la panza" y finalmente, la cima (que correspondería aproximadamente a "las bubis" de la Mujer Dormida).

El punto es que en el camino de subida hay una sección conocida como "el arenal" que es una pendiente cubierta -como su nombre lo dice- de arena. Y cuando esa sección no está cubierta de nieve, es muy difícil el ascenso pues los pasos no son firmes (¡un paso pa' delante y tres pa' trás!). La cosa es que para cuando llegué al "Iglú", yo no podía con mi alma: estaba a un paso de la hipoxia de altura y no podía con el dolor de piernas. Descansamos unos minutos ahí, mientras veía la cima a sólo unos metros -en perspectiva- y decidí que no podía quedarme ahí. Seguimos avanzando y, a fin de cuentas, encumbramos cuatro: P., M., y mi padrino* M. (slang Scout).

En la cima lo noté: mi Coca-Cola de la victoria estaba perforada gracias a la ayuda de los crampones (spikes), mi celular no tenía señal y la cámara ya no tenía pilas -y las de repuesto"estaban embarradas de refresco. Logré hacer una llamada al celular de mi padre -desde el de P.- gritando de emoción (el muy burro lo borró). Y fue todo. No tenía recuerdos físicos más que una foto -en la rodilla- que sí logré tomar antes de que "muriera" la cámara.

Pero después mi padrino M. me obsequió otra fotografía -la única que conservo de mi en la cumbre- en color sepia (magnífica), y además está en la página web del Clan. Y por cierto, es una de las pocas fotografías de rostro mías donde salgo bien -no soy nada fotogénico.

Por cierto, no hay nieve en la foto porque ¡no había nieve! Triste, triste.


1 comentario:

le0pard13 dijo...

Poncho, you climbed the third highest mountain in Mexico!?! Bravo, my friend. Well done, and that's great picture.