Ayer fue un día raro. Bueno, en realidad fue un día normal, pero terminó extraño. De alguna u otra manera, un amigo mío asesinó mi optimismo platicando las razones por las que la economía mundial se está llendo al carajo: crisis petrolera, alimentaria, acerera; y luego le sumé mi constante preocupación por el medio (y por mi economía personal), lo que me llevó a tener un sueño poco placentero. Les resumo la plática en que entre el 2019 y el 2025, el mundo se va al carajo.
Después de revolcarme de ansiedad en mi cama (con mi "pijama mata-pasiones"), decidí ceder ante la desesperación por algunos momentos, ante el miedo y dejar que mi mente proyectara un audiovisual de posibles consecuencias de mi vida y, déjenme decirles, las imágenes eran aterradoras. Me permití llorar porque siento que mi vida no es mía y que sólo la rento pues a final de cuentas el mantenimiento depende de otro, y las cosas a mi alrededor no son -necesariamente- mi culpa o responsabilidad.
Pero poco a poco esa desesperación se fue llendo y la sustituyó un enojo profundo, furia, ira. Estaba furioso conmigo mismo. ¿Por qué me desespero? ¿Por qué me dejo abrumar por preocupaciones que son netamente materiales? ¿Cuál es el problema? Descubrí que es mucho más sencillo priorizar las metas de vida. Sí, pretendo tener una vida acomodada económicamente, es decir, estable. Pero más que nada y por encima de todo, mi meta en la vida es seguir siendo FELIZ, y no necesito dinero para eso.
El gusanito de la incertidumbre y la preocupación sigue vivo (y probablemente morirá conmigo), y sigue alimentandose de mis entrañas; pero me vale... seré feliz. "La vida es dura, y al final te mueres", así que ¡a vivir se ha dicho!
1 comentario:
¡Eso! ¡A vivir se ha dicho!
Y con los estandartes ondeando al viento y en pos de la batalla.
Son los momentos los importantes el presente construye el futuro y todavía hay fe en el mundo y en el ser humano.
Te quiero chaparrito, y recuerda... como dice la canción de Azúcar Moreno "Sólo se vive una vez..."
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