viernes, 6 de junio de 2008

Bathwater






Hay veces que a la vida sólo hay que contestarle con una sonrisita y una seña obscena. Me encanta darme cuenta que aunque los días y la rutina parezcan aburridos, los pequeños detalles la hacen divertida y llena de emociones. Uno trata de amaestrar a su propia vida, y la propia vida le regresa a uno esas pequeñas cosas que hacen a uno querer pintarle dedo al cielo, al karma y al mundo. La vida es un oxímoron, como diría mi querida amiga cibernoide Chío, y ese oxímoron o carrusel de emociones la hace divertida.

Tomemos mi día de hoy como ejemplo.

Me levanté, temprano, con ganas de venir a la oficina. Estaba en medio de mi rutina matutina cuando recibí una llamada telefónica de mi progenitora (está con mis abuelos en Irapittsburgh) diciéndome que le urgía que depositara el dinero de la vigilancia en su cuenta bancaria. Recordé de súbito que no recibí ningún efectivo del vigilante de ayer por lo que asumí que mi papá lo había hecho. Así que busqué en todos los lugares ilógicos, hasta que dí con el lógico. Encontré un cheque al portador y algo de dinero que sumé al que ya había recaudado yo y lo coloqué en la salida. Veredicto... el día iba normal.

Me dispuse a entrar a la regadera. Entré, me desnudé, abrí la regadera, entré y estaba a punto de enjabonarme cuando el agua dejó de fluir: el tinaco estaba vacío. Me puse una bata de baño y -casi- como vine al mundo salí al jardín trasero a abrir la llave de la calle (el tinaco en la casa de ustedes tiene descompuesto el flotador, por lo que si no se cierra la llave de paso se desborda y se desperdicia agua; y si leyeron mi post anterior entenderán que no me gusta eso). Veredicto... apuntaba mal.

Esperando a que se llenara el tinaco, decidí prender la televisión, y me encontré en algún HBO (sí... ya tengo Sky de nuevo) Arthur et les minimoys (2006) y me apendejé viéndola. Está divertida, no es lo máximo, pero está entretenida; y lo único que no entiendo es cómo un chamaco de la edad de Freddie Highmore se puede enamorar de una mujer de la edad de Madonna... eso está más cañón que Kutchner-Moore, ¿no creen?


En fin, me bañé y salí hacia los bancos. En el camino me compré un Moka Frappé en Punta de Cielo y fui a HSBC, y luego a depositar en el Banco del Bajío. En el camino, pasé por Liverpool (la tienda) y me captó mi atención un DVD doble... tenía Elizabeth (1998) y Pride & Prejudice (2005). Caí víctima de la mercadotecnia -otra vez- y la compré. Veredicto... el día mejoraba.


Después de pasar a los bancos emprendí el rumbo a la oficina y me dispuse a hacer varias llamadas telefónicas cuando sin más ni más se empezó a caer el cielo. Yo estaba hecho, en materia de segundos, una sopa. Había dejado mi chamarra en la oficina desde ayer y traía solamente unos jeans y una playera blanca de Canadá (que, por supuesto, mojada se transparenta.... ¡fuchi!). Veredicto... el día era completamente raro.


El día de hoy tiene pros... y cons... ha sido un día raro y no sé que me depare el destino más tarde. Espero con ansias la fiesta de Chío y pensar que el oxímoron, la ironía y el sarcasmo cósmico seguirán hasta que muera.










1 comentario:

Montse Guada dijo...

JA,JA,JA,JA... ¡No manches! Eso si es karma, darma y pintadas de dedo... pues la verdad así es la vida. ¿Qué esperabas?

Nos vemos en la noche... al menos ya estarás acompañado para más oxímorons.

Un beso. Te quiero mucho.