jueves, 14 de mayo de 2009

Caníbal

Hay un pasaje en La hija del caníbal de Rosa Montero en que Lucía se debraya viendo cómo ha cambiado su forma de empacar una maleta, y cómo el tiempo ha sumado cosas a ella.

Lo mismo me pasó a mí hace unos días que decidí cambiar de cartera (y al final no lo hice)... y me di cuenta de lo mismo: el tiempo le ha agregado pendejadas a mi cartera: 4 documentos de identidad (uno es la credencial ñoña -léase Scout), 1 tarjeta de crédito y 1 de débito, 3 monederos electrónicos, 2 tarjetas de transporte, 1 de teléfono, 1 tarjeta de descuento, 4 "monederos electrónicos", 1 tarjeta de promoción (¡Subway!) y 1 membresía.

¡Me estoy volviendo un señor!

2 comentarios:

Montse Guada dijo...

Pues... ¡¡¡ No lo hagas !!!
JAJAJAJA

Te quiero, se ve extraño tu blog.

Un besote enormisimisimisimo... y un abrazotototote bien pegadotototote.

Anónimo dijo...

¡Hahaha, qué buena forma de describirme! "Pepito, Man of constant sorrow". Rayito en un principio me categorizó como el máximo representante de los drama queens, ahora aquí me tienes, una estrofa de bluegrass.

¿Qué tal tu primer experimento con los paraísos artificiales? Espero que no haya sido un mal viaje y que el luchador no te haya golpeado por vomitar su coche.

Estamos en contacto, Krisp.

Sigue escribiendo.