Leí este libro hace mucho y cuando me encontré con la secuela noté que no recordaba mucho. Así que empecé de nuevo. Fue escrita en 1988 (la novela debut de la autora).
Catherine Velis es una contadora experta en computación, se ve envuelta en la búsqueda de un ajedrez que pertenecía a Carlomagno. Se dice que este ajedrez está vinculado a secretos alquímicos y masones. Cat se ve envuelta en una conspiración donde los jugadores -como piezas de ajedrez- se mueven y buscan hallar este ajedrez con fines distintos.
Alternadamente, unas monjas del monasterio de Montglane, en la Francia de la Revolución, deberán escapar de las intrigas de la Europa de 1790, para proteger las piezas del ajedrez de las manos de personas más ambiciosas, relacionándose con figuras importantes de la época, como Talleyrand, Catalina la Grande, Napoleón o Voltaire.
Neville narra alternativamente los sucesos en 1970 (siguiendo a Cat Velis) y los de 1790 de modo la perspectiva del tiempo en la historia se palpa real y la amenaza que envuelve al ajedrez se percibe inminente. Me pareció que, al interrelacionar las líneas temporales, el pasado del damero cobra mayor importancia, y la angustia del "presente" se acrementa.
La autora maneja de manera estelar los acontecimientos históricos y los relaciona con este juego, y para quienes conocen los sucesos de la Revolución Francesa, la amenaza de los personajes más sanguinarios se vuelve inminente: el miedo ante Robespierre se convierte en terror, y el terror ante Marat se transforma en odio. Y en particular, en el caso de Marat, la importancia de este personaje, y su muerte, es una de las licencias históricas más brillantes que pudo tomarse Neville.
Por otra parte, la narración de thriller contemporáneo es inteligente y ágil. Los personajes son divertidos e inteligentes, y uno es capaz de identificarse con ellos. Quizás lo más interesante es que el personaje principal (Cat Velis) no es una jugadora de ajedrez, ni historiadora, ni coleccionista por lo que su angustia y sus descubrimientos se convierten en los del lector (contrario a otros autores de thrillers como Dan Brown).
Quizás lo más interesante de todo es cómo se relacionan los personajes con piezas de ajedrez, y los sucesos con movimientos del juego. Afirma Neville que se basó en una partida real de un campeonato para identificar y diseñar a los personajes y la historia.
Básicamente, se trata de un libro atractivo, tanto para aquellos fanáticos del misterio "policiaco" como de la novela histórica.
Veredicto: Hay más de ocho razones para leer El ocho.
El fuego
Alexandra Solarin, hija de Cat Velis (protagonista de El ocho) se encuentra con que su madre ha desaparecido, cuando llega a su fiesta de cumpleaños. Además de eso, se encuentra con que los invitados a la extraña fiesta incluyen gente que jamás se imaginó ver allí. Y descubre que un suceso que había marcado su vida, hacía ya 10 años, puede envolver aún más misterio del que ella había pensado originalmente. Y las acciones de su madre 30 años antes, le traerán consecuencias que ella no esperaba.
Alternativamente, una princesa albana y su acompañante deberán escapar de Janina durante la invasión otomana, con el fin de proteger lo que podría ser una importante pieza del ajedrez de Montglane.
En esta historia, narrada de manera similar a su antecesora, Katherine Neville sorprende con la revelación de que "el juego" podría estarse llevando de manera diferente a la planteada en El ocho, y que los jugadores podrían estar envueltos de maneras inimaginables. Y tal vez, el miserio del ajedrez no sea el que todos habían sospechado.
Lo cierto es que con esta secuela, el misticismo del ficticio ajedrez de Montglane cobra dimensiones diferentes. La información que se había descubrierto anteriormente no es falsa, pero tal vez esté incompleta.
En la narración de 1820 me pareció que la autora no consiguió igualar los logros de la novela anterior. Los personajes famosos no poseen la misma importancia que los ficticios y, en muchos sentidos, no se percibe la misma importancia en estos sucesos como en los ocurridos en El ocho. Los personajes tienen tan pocas líneas en el papel que uno se relaciona poco con ellos y la sensación de inminencia que se percibía aquí es prácticamente nula.
Por otra parte, los sucesos en el 2003 demuestran que Neville es buena escritora y cautiva a la audiencia. Las apariciones de los personajes de las otras novelas son emotivos y cautivadores, y los caracteres de los nuevos se encuentran muy bien desarrollados. Son sarcásticos, divertidos y emocionantes.
Lo que es cierto es que la trama se construye muy rápido. No hay tiempo suficiente para percibir las emociones alrededor de los misterios, y al final de cuenta todo termina muy rápido. No se forman ni la mitad de preguntas que en el libro anterior y por consiguiente, hay poco que revelar, al grado que la trame es algo predecible. Lo cierto es que parte de ello es gracias a que gran parte del "misterio de Montglane" se encuentra revelado en El ocho.
Sin embargo, es una lectura amena, atractiva y "atrapante".
Veredicto: Aunque bueno, El fuego no enciende como lo hizo El ocho.
Catherine Velis es una contadora experta en computación, se ve envuelta en la búsqueda de un ajedrez que pertenecía a Carlomagno. Se dice que este ajedrez está vinculado a secretos alquímicos y masones. Cat se ve envuelta en una conspiración donde los jugadores -como piezas de ajedrez- se mueven y buscan hallar este ajedrez con fines distintos.
Alternadamente, unas monjas del monasterio de Montglane, en la Francia de la Revolución, deberán escapar de las intrigas de la Europa de 1790, para proteger las piezas del ajedrez de las manos de personas más ambiciosas, relacionándose con figuras importantes de la época, como Talleyrand, Catalina la Grande, Napoleón o Voltaire.
Neville narra alternativamente los sucesos en 1970 (siguiendo a Cat Velis) y los de 1790 de modo la perspectiva del tiempo en la historia se palpa real y la amenaza que envuelve al ajedrez se percibe inminente. Me pareció que, al interrelacionar las líneas temporales, el pasado del damero cobra mayor importancia, y la angustia del "presente" se acrementa.
La autora maneja de manera estelar los acontecimientos históricos y los relaciona con este juego, y para quienes conocen los sucesos de la Revolución Francesa, la amenaza de los personajes más sanguinarios se vuelve inminente: el miedo ante Robespierre se convierte en terror, y el terror ante Marat se transforma en odio. Y en particular, en el caso de Marat, la importancia de este personaje, y su muerte, es una de las licencias históricas más brillantes que pudo tomarse Neville.
Por otra parte, la narración de thriller contemporáneo es inteligente y ágil. Los personajes son divertidos e inteligentes, y uno es capaz de identificarse con ellos. Quizás lo más interesante es que el personaje principal (Cat Velis) no es una jugadora de ajedrez, ni historiadora, ni coleccionista por lo que su angustia y sus descubrimientos se convierten en los del lector (contrario a otros autores de thrillers como Dan Brown).
Quizás lo más interesante de todo es cómo se relacionan los personajes con piezas de ajedrez, y los sucesos con movimientos del juego. Afirma Neville que se basó en una partida real de un campeonato para identificar y diseñar a los personajes y la historia.
Básicamente, se trata de un libro atractivo, tanto para aquellos fanáticos del misterio "policiaco" como de la novela histórica.
Veredicto: Hay más de ocho razones para leer El ocho.
El fuego
Alexandra Solarin, hija de Cat Velis (protagonista de El ocho) se encuentra con que su madre ha desaparecido, cuando llega a su fiesta de cumpleaños. Además de eso, se encuentra con que los invitados a la extraña fiesta incluyen gente que jamás se imaginó ver allí. Y descubre que un suceso que había marcado su vida, hacía ya 10 años, puede envolver aún más misterio del que ella había pensado originalmente. Y las acciones de su madre 30 años antes, le traerán consecuencias que ella no esperaba.
Alternativamente, una princesa albana y su acompañante deberán escapar de Janina durante la invasión otomana, con el fin de proteger lo que podría ser una importante pieza del ajedrez de Montglane.
En esta historia, narrada de manera similar a su antecesora, Katherine Neville sorprende con la revelación de que "el juego" podría estarse llevando de manera diferente a la planteada en El ocho, y que los jugadores podrían estar envueltos de maneras inimaginables. Y tal vez, el miserio del ajedrez no sea el que todos habían sospechado.
Lo cierto es que con esta secuela, el misticismo del ficticio ajedrez de Montglane cobra dimensiones diferentes. La información que se había descubrierto anteriormente no es falsa, pero tal vez esté incompleta.
En la narración de 1820 me pareció que la autora no consiguió igualar los logros de la novela anterior. Los personajes famosos no poseen la misma importancia que los ficticios y, en muchos sentidos, no se percibe la misma importancia en estos sucesos como en los ocurridos en El ocho. Los personajes tienen tan pocas líneas en el papel que uno se relaciona poco con ellos y la sensación de inminencia que se percibía aquí es prácticamente nula.
Por otra parte, los sucesos en el 2003 demuestran que Neville es buena escritora y cautiva a la audiencia. Las apariciones de los personajes de las otras novelas son emotivos y cautivadores, y los caracteres de los nuevos se encuentran muy bien desarrollados. Son sarcásticos, divertidos y emocionantes.
Lo que es cierto es que la trama se construye muy rápido. No hay tiempo suficiente para percibir las emociones alrededor de los misterios, y al final de cuenta todo termina muy rápido. No se forman ni la mitad de preguntas que en el libro anterior y por consiguiente, hay poco que revelar, al grado que la trame es algo predecible. Lo cierto es que parte de ello es gracias a que gran parte del "misterio de Montglane" se encuentra revelado en El ocho.
Sin embargo, es una lectura amena, atractiva y "atrapante".
Veredicto: Aunque bueno, El fuego no enciende como lo hizo El ocho.
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