El viernes falleció José Saramago, uno de los autores más reconocidos -y controversiales- de los últimos años. Quisiera honrarlo un poco porque entre su obra se encuentra una de mis novelas favoritas. (El sábado también Carlos Monsiváis, uno de los escritores y periodistas más reconocidos en México, y autor de la espeluznante crónica Historias para temblar: 19 de septiembre de 1985).
Me puse a recordar, entonces, cómo fue que Ensayo sobre la ceguera (Ensayo sobre a Cegueira) -publicado originalmente en 1995- se convirtió en una de mis obras predilectas. Francamente no me puedo convencer exactamente de la fecha, pero puedo apostar por algún día entre septiembre de 2001 y mayo de 2002. Y Miss Tony (maestra de "Lite" -y de Etimologías-) decidió darnos a elegir entre dos libros del portugués: La cueva (A Caverna) o "...ceguera".
No recuerdo exactamente por qué elegí la opción B. Nunca había leído nada de él. Y, si bien conocía su fama de intelectual, no tenía la más remota idea de los temas que abordaba en sus textos. Fue quizás una percepción errada de la premisa la que me convenció...
... pues a mis 16 o 17 años, había (casi) recientemente superado mi "miedo" infantil a la literatura -y al cine- de suspenso psicológico y de horror, y me empezaba a interesar más y más ese género/subgénero (aunque ni al caso). Pero sin duda algo que debió pesar fue que Miss Tony afirmó que me iba a gustar más.
[Es importante decir que Miss Tony básicamente nunca erró en mis gustos literarios y fue parcialmente culpable de mi conversión en un full-time geek. Fue ella quien me recomendó The Lord of the Rings y me prestó The Silmarillion después de entregar mi trabajo de El Hobbit 3 semanas antes de la fecha; y la que se sorprendió con mi elección de Frankenstein después -y predijo acertadamente que no me iba a volver loco por esa novela-, entre otras].
En menos de cincuenta páginas yo ya estaba cautivado por la historia. Saramago va al grano con la trama: en menos de una hoja coloca el conflicto sobre la mesa y siembra la confusión en la mente del lector; y en las siguientes páginas el primer ciego entra en contacto con otras personas que "contagia" para que cuarenta páginas adelante ya se encuentren los personajes en cuarentena. Pero yo, al mismo tiempo, batallaba con el estilo vertiginoso.
Pero no importaba. Estaba cautivado por la obra y la historia. Saramago criticaba la condición humana y yo -de alguna manera- me sentía partícipe de su diálogo. Y estaba asombrado de cómo lo conseguía.
Hasta que lo noté cuando iba ya avanzado en la segunda parte del libro. Nunca se nombra a un personaje. O más bien, Saramago nunca les otorga nombres propios y las descripciones de ellos son vagas. Conocemos a un médico -oftalmólogo-, a un hombre con una venda en un ojo, a un ladrón, a una mujer con lentes oscuros, pero se conoce muy poco más de ellos, excepto que están ciegos. Y es que no tiene importancia. No tienen rostro. Y gracias a que no tienen rostro, son todos y nadie. Y por esto es que se identifica uno tanto con ellos.
Terminé Ensayo sobre la ceguera rápido y entregué el trabajo. Creo que me fue bien con él. Pero eso no es lo importante, sino más bien que impactó de manera importante en mi opinión del mundo. Me creó consciencia sobre mi propia realidad y me hizo entender el comportamiento de grupos y el porqué del gandallismo, entre otras muchas verdades de la condición humana.
Varios años y algunas releídas después, me enteré que una adaptación de Fernando Mireilles abrió el festival de Cannes de 2008. Me rehusé a leer las críticas (las hay de todo tipo) y la busqué. No la encontré en el cine: no supe si llegó a todas las salas o sólo a algunas selectas; así que tuve que esperar a encontrarlo en DVD.
La ventaja de tardar en encontarlo fue que me dio tiempo de visitar de nuevo el libro y tenerlo fresco cuando proyectara el filme. Y lo terminé justo el día que lo encontré.
Lo curioso sobre este filme es que todavía no puedo hacerme una idea de si me gustó o no. Hay cosas ciertas: la forma en que Mireilles hace que el expectador "viva" la ceguera -aunque sea por minutos- es brillante, y Julianne Moore prueba que sólo su nombre es una gran garantía en un filme (¡Alguien dele un Oscar a esa mujer!). Pero al mismo tiempo la narración es lenta y el diálogo, en general, suena trillado.
Sigo necesitando otra opinión para poder concluir con la mía.
Poca gente sabe que Ensayo sobre la lucidez no es necesariamente secuela de ... ceguera; puede leerse de manera independiente. La referencia al "inicidente" está presente, e incluso el personaje de la mujer del doctor vuelve a aparecer, entre otros.
Pero el conflicto es otro y la crítica también. El discruso de Saramago se dirige más hacia la política y el poder del vox populi. Y si bien, no conservo cariño por este libro como por su antecesor, debo reconocer que también hay un "incidente" relacionado con él.
Fue gracias a este libro que llegué a comprender -si bien, sigo sin justificar- el movimiento del anulismo, del que varios de mis amigos participaron.
Y podría seguir con las historias con cualquier otra de las obras de Saramago, pero dejaré para otra ocasión. Por lo pronto creo que ya debe estar generando controversia en el "Más Allá" (al igual que Monsiváis).
Edit: Encontré un excelente perfil de Saramago, hecho por Fernanda Eberstadt del NY Times.
No recuerdo exactamente por qué elegí la opción B. Nunca había leído nada de él. Y, si bien conocía su fama de intelectual, no tenía la más remota idea de los temas que abordaba en sus textos. Fue quizás una percepción errada de la premisa la que me convenció...
Un hombre parado ante un semáforo en rojo se queda ciego súbitamente. Es el primer caso de una "ceguera blanca" que se expande de manera fulminante. Internados en cuarentena o perdidos en la ciudad, los ciegos tendrán que enfrentarse con lo que existe de más primitivo en la naturaleza humana: la voluntad de sobrevivir a cualquier precio.
... pues a mis 16 o 17 años, había (casi) recientemente superado mi "miedo" infantil a la literatura -y al cine- de suspenso psicológico y de horror, y me empezaba a interesar más y más ese género/subgénero (aunque ni al caso). Pero sin duda algo que debió pesar fue que Miss Tony afirmó que me iba a gustar más.
[Es importante decir que Miss Tony básicamente nunca erró en mis gustos literarios y fue parcialmente culpable de mi conversión en un full-time geek. Fue ella quien me recomendó The Lord of the Rings y me prestó The Silmarillion después de entregar mi trabajo de El Hobbit 3 semanas antes de la fecha; y la que se sorprendió con mi elección de Frankenstein después -y predijo acertadamente que no me iba a volver loco por esa novela-, entre otras].
En menos de cincuenta páginas yo ya estaba cautivado por la historia. Saramago va al grano con la trama: en menos de una hoja coloca el conflicto sobre la mesa y siembra la confusión en la mente del lector; y en las siguientes páginas el primer ciego entra en contacto con otras personas que "contagia" para que cuarenta páginas adelante ya se encuentren los personajes en cuarentena. Pero yo, al mismo tiempo, batallaba con el estilo vertiginoso.
[...] Uno de ellos declaró, Yo no salgo de aquí, lo que quieren es reunirnos fuera para matarnos a todos, Yo tampoco salgo, dijo otro, Ni yo, reforzó un tercero. Estaban parados, irresolutos, algunos querían salir, pero el miedo iba apoderándose de todos [...]
Pero no importaba. Estaba cautivado por la obra y la historia. Saramago criticaba la condición humana y yo -de alguna manera- me sentía partícipe de su diálogo. Y estaba asombrado de cómo lo conseguía.
Hasta que lo noté cuando iba ya avanzado en la segunda parte del libro. Nunca se nombra a un personaje. O más bien, Saramago nunca les otorga nombres propios y las descripciones de ellos son vagas. Conocemos a un médico -oftalmólogo-, a un hombre con una venda en un ojo, a un ladrón, a una mujer con lentes oscuros, pero se conoce muy poco más de ellos, excepto que están ciegos. Y es que no tiene importancia. No tienen rostro. Y gracias a que no tienen rostro, son todos y nadie. Y por esto es que se identifica uno tanto con ellos.
Terminé Ensayo sobre la ceguera rápido y entregué el trabajo. Creo que me fue bien con él. Pero eso no es lo importante, sino más bien que impactó de manera importante en mi opinión del mundo. Me creó consciencia sobre mi propia realidad y me hizo entender el comportamiento de grupos y el porqué del gandallismo, entre otras muchas verdades de la condición humana.
Varios años y algunas releídas después, me enteré que una adaptación de Fernando Mireilles abrió el festival de Cannes de 2008. Me rehusé a leer las críticas (las hay de todo tipo) y la busqué. No la encontré en el cine: no supe si llegó a todas las salas o sólo a algunas selectas; así que tuve que esperar a encontrarlo en DVD.
La ventaja de tardar en encontarlo fue que me dio tiempo de visitar de nuevo el libro y tenerlo fresco cuando proyectara el filme. Y lo terminé justo el día que lo encontré.
Lo curioso sobre este filme es que todavía no puedo hacerme una idea de si me gustó o no. Hay cosas ciertas: la forma en que Mireilles hace que el expectador "viva" la ceguera -aunque sea por minutos- es brillante, y Julianne Moore prueba que sólo su nombre es una gran garantía en un filme (¡Alguien dele un Oscar a esa mujer!). Pero al mismo tiempo la narración es lenta y el diálogo, en general, suena trillado.
Sigo necesitando otra opinión para poder concluir con la mía.
Poca gente sabe que Ensayo sobre la lucidez no es necesariamente secuela de ... ceguera; puede leerse de manera independiente. La referencia al "inicidente" está presente, e incluso el personaje de la mujer del doctor vuelve a aparecer, entre otros.
Pero el conflicto es otro y la crítica también. El discruso de Saramago se dirige más hacia la política y el poder del vox populi. Y si bien, no conservo cariño por este libro como por su antecesor, debo reconocer que también hay un "incidente" relacionado con él.
Fue gracias a este libro que llegué a comprender -si bien, sigo sin justificar- el movimiento del anulismo, del que varios de mis amigos participaron.
Y podría seguir con las historias con cualquier otra de las obras de Saramago, pero dejaré para otra ocasión. Por lo pronto creo que ya debe estar generando controversia en el "Más Allá" (al igual que Monsiváis).
Edit: Encontré un excelente perfil de Saramago, hecho por Fernanda Eberstadt del NY Times.
5 comentarios:
One fine tribute, Poncho. I haven't watched the Blindness film, yet. But your post has intrigued me to this author's work. I've also found the unabridged audiobook of Blindness, too. Thank you for a very moving post, cousin.
P.S., put me in the someone give Julianne Moore an Oscar category, too.
Poncho, you always have interesting content, and I enjoy reading your posts very much. So, I have awarded you with The Versatile Blogger award because you deserve it, and as a thank you.
BTW cousin, I’ve recently tagged you regarding an image meme that’s been circulating. When or if you’re interested in participating in this, I’d be most eager to see what you’d post. Thanks and take care, Poncho.
Pues José Saramago es uno de los escritores que a pesar de haberse visto envuelto en tantos merequetengues por decir las cosas que pensaba, lo supo hacer de manera sutil y violenta. Es delicioso saber que una idea como la de la ceguera haya tenido ese impacto. Sinceramente se va a extrañar al viejo cascarrabias de ideas locas... jejejeje.
Saludos y abrazos.
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