El fin de semana me fui a Presa del Llano, a acompañar al ahijao y a la Tropa al Campamento Elevado (o "Campamento Ewok", como le decimos de repente).
Me acordé un poquito de la serie de los Ewoks, estando ahí. Viendo los paisajes en la presa y el bosque me di cuenta de lo alejados que estamos tantas veces de la naturaleza y lo poco que extrañamos esos detalles como el sonido de un río o las aves cantando en las mañanas. Recordé lo bien que se siente caminar en el pasto en la mañana o ver las estrellas (muchas estrellas) en la noche. Me tomé el tiempo de sentir cómo había luz de día y cómo los rayos del sol iban avanzando poco a poco por el bosque y me alumbraban hasta sentir cómo irradiaba el calor. Ví las luciérnagas imaginando que eran hadas jugando en el bosque y escuché los ruidos de la naturaleza figurándome seres traviesos que se escondían de nosotros, burlándose de nuestra poca capacidad de vivir como unos con la naturaleza.
Bebí agua de manantial (sí... tomé mi vaso y lo llené de agua del río y lo bebí, sin hervir ni purificar... y no me hizo daño), tomé el sol, dormí en el piso, desperté temprano y caminé oyendo a las aves. Me lavé con agua de río y me senté a ver las estrellas. Disfruté el calor de la fogata como pocas veces y bebí un rico atolito preparado por la "ñora" del pueblo.
Pocas veces disfruto el campo como este fin de semana. Estando con los lobatos, la presión de la responsabilidad no me deja relajarme; estando con el Clan, el desmadre me distrae de esos pequeños detalles. Este fin de semana, no fue así... me tiré cuan chaparro soy en el suelo a ver, oír, sentir, oler y disfrutar la naturaleza, la poca que nos queda.
Hoy estoy enfermo (otra vez), tengo una gripa de mil demonios y me duele la cabeza. Pero no cambio mi fin de semana. Si hay algo que me hubiera gustado de este campamento es haber llegado desde el jueves, junto con la Tropa, en vez de sólo estar ahí una noche.
1 comentario:
Poncho, al menos valió la pena esa noche. Son pocos los momentos que nos damos para hacer ese tipo de cosas pero cuando las apreciamos son recuerdos preciosos que se quedan en el alma.
Me encanta que todavía guardes esa esencia de niño.
Te quiero mucho
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