martes, 1 de julio de 2008

Se me olvidó otra vez

Me sorprendo a mí mismo muchas veces de cuánto olvido los pequeños (o grandes) placeres de la vida. De cómo dejo atrás esas cosas que alguna vez me hicieron apreciar la vida y descubrir grandes cosas sobre el tipín que veo en el espejo.
El domingo fui a escalar. La neta ya no tengo tiempo de ir con freuencia, pero este fin me di la oportunidad. Los que alguna vez se han trepado a un pedazo de roca y sostenido con uñas y dientes de ella para llegar hasta arriba saben de qué hablo (bueno... obviamente, como sólo "yoyeo", también estoy asegurado a una cuerda dinámica hábilmente colocada con un byron en la reunión).
Me puse a recordar las veces que he realizado este deporte -si el Comité Olímpico me permite llamarlo así- y las muchas experiencias que he vivido cuando lo he practicado, y me di cuenta, de verdad, de lo mucho que lo disfruto. Soy una nata escalando, la neta, pero me divierto, y eso es lo importante.
Creo que intentaré desnatarme un poquito más. A escalar-se ha dicho.

1 comentario:

Montse Guada dijo...

Pues... suerte mano.
Las alturas no son lo mío, pero si disfrutas algo, no lo dejes.
Son esas pequeñas cosas las que hacen más disfrutable la vida.

Un besote.